“Vivir el día a día”: redefiniendo la narrativa migrante

“Vivir el día a día”:  redefiniendo la narrativa migrante

“Ha sido difícil estar sin mis hermanas, mi mamá, mi papá… añoro tenerlos más cerca.” Han pasado 10 años desde que David Arboleda decidió migrar desde Colombia, sin un destino claro, con más incertidumbres que certezas, motivado —como muchos— por la búsqueda de mejores condiciones laborales y de vida.

 

Por Joaquín Pérez Salvo.

 

La migración es un fenómeno creciente, declara el gobierno colombiano en su página web. Este fenómeno se da, principalmente, por la búsqueda de oportunidades laborales, la reunificación familiar, la mejora de los niveles de calidad de vida y la oferta de estudios en educación superior en otros países.

El Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2023, realizado por la Cepal, revela un escenario poco alentador: bajo crecimiento económico, escasa inversión y una reducida creación de empleos. A esto se suman la persistencia de la inflación, la deuda pública, altas tasas de interés y un aumento sostenido de las demandas sociales.

Las incertidumbres financieras, además de la desaceleración del crecimiento y del comercio, son hechos que no solo afectan al Cono Sur, sino que forman parte de un contexto mundial. Pese a ello, Chile parece seguir siendo, a la vista de algunos, aquel “oasis” inmerso en una “América Latina convulsionada” del que alguna vez habló el ex presidente Piñera.

Los medios nacionales fueron enfáticos al replicar —con orgullo, como quien enmarca un título profesional— aquella publicación del periódico londinense The Economist, que posicionó a Chile como la séptima economía “con mejor desempeño en el mundo durante el 2023”, según se redactó en el diario La Tercera.

En el ámbito laboral, “ya estamos en una cierta normalidad,” declaró el ministro de Hacienda, Mario Marcel, a Radio ADN. “Junto con el crecimiento, vamos a tener una mayor recuperación del empleo.” Mientras tanto, el presidente Boric promete en la Cuenta Pública 2024 mejores condiciones de vida y fortalecimiento de derechos para los trabajadores.

Entre banderas, lienzos y kufiyas, acompañado de un perfumado café árabe proporcionado gratuitamente por la comunidad palestina y adherentes en la casa central de la Universidad de Chile, se vislumbra el periodista y activista por los derechos humanos (DD.HH.), David Arboleda, compartiendo como miembro y fundador de la Red de Periodistas Migrantes.

Comentó que se considera afortunado, ya que su interés por lo social le permitió generar redes que lo ayudaron en la búsqueda de un trabajo ligado a su profesión. Aun así, al igual que muchos, comenzó trabajando en ocupaciones ajenas a su rubro para poder “vivir el día a día”.

El trabajo y la estigmatización son puntos claves dentro del activismo de David. “Es un desafío, porque hay mucha discriminación contra las personas migrantes por el contexto de crisis humanitaria.” Aseguró que muchos periodistas migran como cualquier otra persona, sea profesional o no, buscando oportunidades dentro de una crisis sociopolítica. Mientras que mujeres y disidencias se desplazan en busca de una mejor aceptación, porque sus países son muy violentos y conservadores con ellas.

Otra de las razones son las amenazas, migrar en busca de refugio, “lo cual no significa que lo vaya a solicitar ni que se lo vayan a dar… el refugio tiene una burocracia que no es poca”, aseguró el periodista. Solo 68 de las 3.331 solicitudes formalizadas de refugio fueron reconocidas entre enero y octubre del 2023, según el reporte del Servicio Nacional de Migraciones, Estadísticas Generales Registro Administrativo.

“En vez de quedarse eternamente como solicitantes de refugio, muchos optan por una visa normal”, aclara el fundador de la Red de Periodistas Migrantes.

 

“El clandestino”

David Arboleda recuerda sus inicios en Chile. “Tuve suerte”, pronuncia con una leve sonrisa, el sistema ya estaba colapsado, pero aún así se podía entrar sin mayores complicaciones, sin embargo, “en abril (sic) del 2018, Piñera llega al gobierno con las medidas para controlar la migración ilegal, como lo llamaba él”.

La agenda migratoria buscaba “poner en orden nuestra casa” y darle fin a la migración por pasos no habilitados, traducido en un mayor control de los pasos fronterizos y deportaciones colectivas. Con la nueva Ley migratoria cambiaron los trámites, aumentó la burocracia y con ello las esperanzas y anhelos de una visa se fueron a ras de piso.

En medio de la crisis humanitaria, el aumento de requerimientos adicionales que dificultan el paso fronterizo de manera regular y la escasa concesión de visas terminaron, paradójicamente, incrementando la irregularidad.

La comunidad migrante organizada, siempre va a optar por la regularización, independientemente de si las personas entraron por pasos habilitados o no. Esto por una sencilla razón: migrar es un derecho.

“Las personas se ven forzadas a migrar y, como no tienen cómo entrar, porque si entran por pasos habilitados los devuelven, entonces tienen que entrar por pasos inhabilitados”, explicó el activista en DD.HH.

 

El trabajo y la estigmatización son puntos claves dentro del activismo de David. “Es un desafío, porque hay mucha discriminación contra las personas migrantes por el contexto de crisis humanitaria.” Aseguró que muchos periodistas migran como cualquier otra persona, sea profesional o no, buscando oportunidades dentro de una crisis sociopolítica. Mientras que mujeres y disidencias se desplazan en busca de una mejor aceptación, porque sus países son muy violentos y conservadores con ellas.

 

 

Se ha vuelto popular y prácticamente incuestionable la idea de que migración y delincuencia van de la mano, aún más cuando esta es irregular. Entonces ¿por qué darle la opción de regularizarse a quienes entran por pasos habilitados?

David respondió que “en el momento de regularizarse, tú tienes que también mostrar antecedentes. No te los puedes inventar, entonces ahí está la cosa. Tanto el que entró por vías regulares como irregulares, igual tiene que mostrar antecedentes penales para regularizarse”.

Al final, “hay personas que optan por la manera clandestina para poder entrar y ahí queda luego la dificultad para regularizarse”, afirmó el periodista migrante. Al parecer, uno de los desafíos más grandes al momento de comenzar en un nuevo país es la misma sociedad: buscar vivienda, adaptarse y encontrar trabajo. El fundador de la red de migrantes aseguro sentirse bien en Chile, pues ya han pasado 10 años, pero la estigmatización contra la comunidad migrante aún le pesa.

Para la población migrante, encontrar un trabajo digno resulta una tarea difícil. La experiencia del fundador de la Red de Periodistas Migrantes es un claro ejemplo: “Hay lugares donde me preguntan directamente si tengo visa definitiva, permanencia definitiva, así que es bien complejo. Muchas veces las personas tienen que optar por trabajar en la clandestinidad”.

En enero de 2024, más de 2,5 millones de personas eran trabajadores informales en Chile, su nivel más alto en 4 años, según un estudio realizado por el Observatorio de Informalidad Laboral de la Cámara de Comercio de Santiago, a partir de la Encuesta Nacional de Empleo, realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

Trabajo irregular, sin contrato, sometidos a explotación laboral o trabajando en el espacio público por su cuenta. “Tienen que vivir de algo, no porque les guste el espacio público, sino porque no tienen otra opción y tienen que comer”, dijo el periodista migrante con firmeza.

Arboleda es defensor acérrimo del trabajo informal y denuncia el perfilamiento en los controles de identidad que sufren los trabajadores según su origen étnico o por ser afrodescendientes. “La mayoría de la gente irregular está trabajando, no está cometiendo actos delictivos”, asegura, rechazando los argumentos que justifican estos controles en nombre de la prevención del delito.

Tal y como Manu Chao canta en su canción, “el clandestino, el quiebra ley” no lo hace por opción, sino que por necesidad. Aun así, parece ser que “la migración es impopular, entonces un político que se vaya en contra de la migración va a tener adeptos en su electorado,” declara David, refiriéndose al mandato del ex presidente Piñera. “Así que lo usó como caballito de batalla también y con ello entonces creció la criminalización”.

En ese momento nace la Red de Periodistas Migrantes. Según su fundador, fue una necesidad de organizarse frente al aumento de los discursos de odio, que a veces terminaban en violencia verbal y agresiones.

 

 

Periodismo migrante

David trabaja como periodista en instituciones no gubernamentales y presta servicios en organizaciones sociales, en ocasiones de manera no remunerada. Su compromiso con los movimientos sociales se refleja en diversas áreas de su vida. Como miembro y dirigente de la Red, existe una preocupación constante por la relación entre temas migratorios y la labor periodística nacional.

Lamenta el enfoque securitizado, porque “el político que propone más restricciones hacia los migrantes es el que recibe más aplausos,” lo que ha puesto a la comunidad migrante entre la espada y la pared.

Además, comento que la falta de pluralismo y representatividad en los medios de comunicación no ayuda a mitigar la criminalización del migrante. “Los periodistas extranjeros son europeos o argentinos. ¿Cómo va a narrar una noticia un medio que no tiene un migrante en su sala de prensa? Cuando empiecen a incluir migrantes ahí empezará a cambiar la perspectiva, no todos son delincuentes”.

Por ello es que la Red de Periodistas Migrantes ha visto la importancia de empezar a hablar y crear una alianza para mejorar las narrativas mediáticas y sensibilizar a los periodistas de los medios, promoviendo una política más inclusiva y atienda las necesidades del territorio, ya que, según David, la ley actual se realizó tomando como ejemplo leyes migratorias de países que no tienen la realidad fronteriza de Chile, se miraba a Canadá y a países de Oceanía.

La Red comparte herramientas útiles para periodistas y también en el propio fortalecimiento de la organización, y principalmente dar importancia a las políticas públicas que se ocupan de la desinformación, algo que “no puede ser abordado solamente por la élite cultural y periodística”. Para el fundador de la Red de Periodistas Migrantes es importante que la gente común y corriente sepa identificarla, porque esta misma genera pánico, sensacionalismo y estigmatización para quienes se desplazan por una necesidad de vida.

Ya es de noche en paseo Bulnes, pese a ser domingo las familias continúan en las calles compartiendo, David Arboleda es claro con su mensaje, abocado desde su trinchera profesional sabe que el periodismo es una herramienta capaz de construir nuevas narrativas que dignifiquen e involucren aquellos testimonios y relatos de quienes migran.

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