Las redes sociales son otra de las armas de doble filo hacia las mujeres. Aquella violencia que comenzó de manera física, ahora también se ejerce y continúa virtualmente a través del conocido “body shaming”, concepto al inglés que consiste en avergonzar a alguien por su apariencia corporal mediante comentarios negativos, escondidos tras una pantalla.
Si hacemos memoria, este significado nos encadena desde hace décadas, tras una de sus primeras apariciones en la publicidad, dejando al descubierto una sociedad estereotipada donde se solicita una figura femenina libre de “manchas” y con un estándar corporal tanto social como culturalmente aceptado. Por lo tanto, cabe preguntarse ¿las RRSS impulsan a la masificación de esta problemática?
Aplicaciones o plataformas que parecen solo brindar entretención, alimentan este tipo de agresiones debido a su anonimato y potente impacto medial. Según Ignacia Burr, psicóloga de la Clínica Las Condes y especialista en trastornos corporales “el juicio a los otros ha existido siempre, la diferencia está en que hoy se transmite por las redes sociales y ya no son comentarios al aire, quedan ahí, escritos”, explica.
Los y las agresoras carecen de empatía y conciencia social, caen constantemente en los añejos lemas de los estándares de género y naturalizan estas agresiones como cosa de todos los días. Esto trae consigo consecuencias fatales, tanto físicas como psicológicas, según la psicóloga Monserrat Gonzales del sitio web Psyalive, menciona que el Body Shaming puede generar ansiedad, inseguridad y Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA).
Tanto hombres y mujeres pueden ser víctimas de este pesar, sin embargo, según datos de la Asociación contra la Violencia y la Bulimia, 9 de cada 10 casos de estos trastornos lo sufren mujeres, lo que evidencia que somos testigos de una lamentable realidad que se da en estos espacios, reflejando la perdurable dominación del sistema patriarcal tras lograr la inferiorización de la mujer y adoptar nuevas formas de violencia hacia la misma.
Los y las agresoras carecen de empatía y conciencia social, caen constantemente en los añejos lemas de los estándares de género y naturalizan estas agresiones como cosa de todos los días. Esto trae consigo consecuencias fatales…
Para la influencer y activista de diversidad corporal, Antonia Larraín, existen maneras de afrontar el ciberacoso, “bloquear y tener una red de apoyo tanto en redes como en la vida real, es una súper buena herramienta” expresa. Asimismo, menciona la importancia de la salud mental y la terapia bajo este contexto.
Si bien hemos avanzado como sociedad, es profundamente necesario no realizar comentarios sobre cuerpos ajenos y promover la educación respecto a temáticas de género para erradicar esto de raíz. No está de más hacer mención a activistas “body positive”, quienes ayudan a vencer estos complejos sin caer en los tabúes.
Ashley Graham, la modelo plus-size más seguida del mundo y representante de este movimiento, ofrece unas alentadoras palabras: “abrazar mi singularidad y mostrar la belleza de mis diferencias es lo que yo hago, así que si mis palabras y mi imagen han conseguido un efecto y un cambio positivo es una ventaja que nunca había esperado que tendría mi trabajo”.
Javiera Alfaro Antinao.
Redactora Periódico La Calle.