Ya hemos conocido que Eduardo Macaya fue declarado culpable de abusos sexuales consumados y reiterados contra dos niñas. Hace un par de semanas dejé establecido el hecho que al ser un poderoso empresario e hijo del senador y ahora ex presidente de la UDI, son datos que debíamos considerar.
Por Ignacio Paz Palma.
Periodista y académico U. Central de Chile.
Escuche la columna acá:
A pesar que la decisión del Tribunal Oral en lo Penal de San Fernando fue clara y contundente la joya vino después, cuando se supo que el poderoso abusador sexual tendría que estar 6 años en la cárcel. El autor fue su hijo Jaime Macaya.
En entrevista con el periodista Iván Valenzuela, en el programa Mesa Central, de canal 13, el parlamentario comenzó hablando como abogado y político. Expresó que le corresponde respetar las decisiones judiciales. Pero rápidamente asume su rol de hijo y a solo 3 minutos de comenzar la conversación dice “estoy de lado de mi padre”.
Javier Macaya, entregó una serie de argumentos falaces, como que el acusado fue grabado sin su consentimiento. También jurídicos para justificar que constitucionalmente se debe asumir la presunción de inocencia, hasta que la sentencia no sea definitiva.
Además, habló que no hay influencia por el lazo con el poder que existe, cosa que quedó en duda al día siguiente cuando le dieron el beneficio de arresto domiciliario en el fundo Santa Elena.
Independiente de esas explicaciones la pregunta que nace, otra vez, es ¿hay justicia para todos?
El martillo extraviado
No es secreto que en Chile existe una disparidad de criterios jurídicos si es que la persona es poderosa y adinerada versus la gran mayoría de la población. Está el antecedente de la fianza de 150 millones de pesos y ahora el trato preferencial
Luego de la lectura del veredicto, que fue seguida de manera online por el condenado, este se dirigió al hospital penitenciario de Rancagua, Macaya no llegó esposado y además fue dirigido a un sector exclusivo para mujeres, en condición de hospitalizado, esto, según gendarmería, fue para protegerlo.
Así lo explicó la periodista Mirna Schindler en el programa Descabelladas de UchileTV. La profesional lo asocia directamente a una decisión política por el hecho de ser una persona que pertenece a la elite de poder.
Ahora se supo que en la cárcel de Rancagua no tuvo precisamente un régimen carcelario hasta que, otra vez, el martillo de la justicia lo mandó, por mientras, a pagar sus culpas en la comodidad de su campo.
Javier Macaya, entregó una serie de argumentos falaces, como que el acusado fue grabado sin su consentimiento. También jurídicos para justificar que constitucionalmente se debe asumir la presunción de inocencia, hasta que la sentencia no sea definitiva. Además, habló que no hay influencia por el lazo con el poder que existe, cosa que quedó en duda al día siguiente cuando le dieron el beneficio de arresto domiciliario en el fundo Santa Helena. Independiente de esas explicaciones la pregunta que nace, otra vez, es ¿hay justicia para todos?
¿Acaso este abusador sexual no sigue siendo un peligro para sus víctimas o para la sociedad? ¿No aplica en este caso la prisión preventiva? ¿No se pensó en un peligro de fuga? Casos asociados con la elite en esta materia hay varios.
Muchas preguntas nacen de esto, lo primero que está claro es que el delito se comprobó y es de carácter grave. Segundo, un ciudadano común y corriente acusado y condenado por abuso sexual sí quedaría en prisión preventiva, que es lo que corresponde teniendo o no teniendo poder.
Ahora bien, este caso y sus anomalías ha sido condenado socialmente y también por variados sectores políticos, lo que aún falta es saber qué intereses pesan en los jueces que toman decisiones inexplicables.
Ni siquiera el ministro de Justicia fue capaz de responder a esa pregunta.
Aún falta un tercer capítulo, veremos si Chile está a la altura de las circunstancias, pero recuerde, hay datos que debemos considerar.