Jefas de hogar en Chile: el microtráfico como una opción (II)

Jefas de hogar en Chile: el microtráfico como una opción (II)

 Capítulo II – Reinserción social y laboral:

 

“Yo quiero hacer conducta, si quiero traficar puedo seguir moviendo en la calle, pero yo quiero salir a estar con mi familia”, expresa Carolina Calderón.  A pesar de todo el esfuerzo muchas veces es difícil poder mantener un comportamiento debido a cualquier inconveniente como peleas o robos. Quienes tienen buena conducta pueden acceder a los talleres y obtener beneficios a futuro. Las estadísticas de reincidencia de Gendarmería de Chile, indican que las personas que egresan de los Centros de Educación y Trabajo, presentan un porcentaje de incidencia mucho menor que aquellas que no han recibido algún tipo de intervención (20,8% y 39,5%) respectivamente.

 

Por: Valentina Alfaro Lizama, Savka Oyarzún Luman y Javiera Pérez Morales .

 

“La experiencia carcelaria misma que produce efectos psicológicos muy importantes, como los estigmas y la falta de apoyo para poder hacer de sus vidas algo distinto, todo confabula negativamente para que el camino de volver a delinquir sea la alternativa más viable”, señala la sicóloga experta en criminalística, Paula Medina.

La reinserción por parte de Gendarmería de Chile está a cargo del área de Departamento social de Gendarmería en el Sistema Cerrado que tiene como función específica gestionar la atención de la población que se encuentra cumpliendo una condena privativa de libertad. Dentro del trabajo que realizan están las acciones en educación, capacitación, trabajo e intervención psicosocial.

Estos programas están orientados a recuperar el autoestima y dignidad personal, rehabilitando conductas para así desarrollar habilidades que les permitan continuar y completar estudios, junto con dar capacitaciones laborales, en lo posible, lograr que su salida del penal sea con una efectiva posición laboral.

 

 

Gendarmería se divide en tres sistemas: sistema cerrado, abierto y postpenitenciario que es cuando las personas ya han terminado su condena y se les sigue una intervención psicosocial y laboral.

En el sistema abierto (Libertad vigilada), existe El Programa de Intermediación Laboral en el Sistema Abierto (Pilsa) donde se realiza apoyo escolar y se realizan distintas capacitaciones Sence. La asistente social Patricia Leiva, comenta que Gendarmería les brinda un presupuesto específico y los profesionales solicitan cursos a su elección o que la población demande.

“Tenemos que vincularnos también con la red para poder conseguir puestos laborales, esta es el área más compleja, es sumamente difícil que las personas puedan acceder a actividades laborales cuando lo primero que se hace es solicitar el certificado de antecedentes”, asegura Patricia Leiva, trabajadora social de Gendarmería.

La reinserción laboral en el sistema abierto tiene dos aristas, una es la reinserción dependiente que consta de un trabajo remunerado en alguna empresa o institución que tiene conocimiento previo sobre la situación de la persona donde resulta muy relevante seguir el monitoreo de esa reinserción. Por otra parte, existe la reinserción independiente que consiste en capacitaciones para montar microemprendimientos. Además, se hace un asesoramiento para que puedan postular a subsidios con Sercotec, y las municipalidades para obtener un financiamiento que pueda capitalizar su emprendimiento para que este siga en pie.

Leiva explica que “hay capacitaciones específicas para microemprendimiento que es cómo manejar el dinero, administración, que son cosas que no todos saben y que la verdad son fundamentales al momento de tener una colocación independiente”.

Carolina Calderón participa en capacitaciones sobre micronegocios de la Corporación pero señala que no otorgan conocimiento sólido. “Yo estoy en emprendimiento y cestería. Para mí que yo ya tenía un negocio, lo que explican ya lo sé, entonces ya sabe cómo repetitivo”

Soledad  Llantén, antes de traficar, tenía un emprendimiento y  afirma algo similar a Calderón, “la capacitación es para personas que no tienen idea”.

En el sistema cerrado se encuentran el Programa de Reinserción Social para Personas Privadas de Libertad, este genera intervenciones en la población penal recluida en establecimientos tradicionales (Intervención y Atención) con el fin de disminuir la reincidencia delictiva.

“Las necesidades criminógenas van a determinar el tipo de intervención que tenga esta persona, generalmente quienes acceden a estos programas tienen un nivel más bajo de índice criminógeno”, explica Patricia Leiva.

Respecto al área educativa se encuentra Centro de Educación y Trabajo semiabiertos, dirigido específicamente a la población penal condenada en el Sistema Cerrado, es decir, las personas cumplen pena efectiva en la cárcel. Acá el ingreso es mediante un proceso de selección previo que contempla su motivación al cambio, antecedentes psicológicos y sociales, disposición al trabajo y necesidades de reinserción social. “La persona que quiere acceder a un programa de reinserción social puede hacerlo, pero tiene que tener la voluntariedad también”, indica Patricia Leiva.

 

“Tenemos que vincularnos también con la red para poder conseguir puestos laborales, esta es el área más compleja, es sumamente difícil que las personas puedan acceder a actividades laborales cuando lo primero que se hace es solicitar el certificado de antecedentes”, asegura Patricia Leiva, trabajadora social de Gendarmería.

 

Asimismo, se encuentran los Programas de Centros de Educación y Trabajo Cerrado (CET) destinados a la población penal condenada donde se selecciona la cantidad de tiempo de esta, disposición al trabajo, antecedentes psicológicos, sociales y conductas.

Además, existe el Programa de Atención a Mujeres Embarazadas y con Hijos Lactantes, especializado a mujeres privadas de libertad con hijos entre los 0 y 2 años y embarazadas que permanecen en recintos penitenciarios.

En el Centro Penitenciario Femenino de Santiago se encuentra Mujer Levántate y  Corporación Abriendo Puertas siendo su misión acompañar a mujeres privadas de libertad durante el proceso de reclusión y una vez recuperada su libertad, ofreciendo una mirada más amplia, cuyo objetivo último es favorecer su inserción social, laboral y familiar, para revertir el círculo vicioso de la delincuencia femenina.

La corporación cuenta con una infraestructura que abarca oficina al interior del CPF con un anexo telefónico de la planta de Gendarmería, 3 salas de clases adecuadas dentro de unos containers, un taller de costura con 13 maquinas de coser, 4 overlock y 2 collaretas, puesto en marcha por alianza con Falabella en el año 2018, facilitando capacitación y trabajo a 10 internas, quienes podrán acceder a trabajar en la empresa una vez recuperada su libertad.

Por último, existe un recinto habilitado que se utiliza como Peluquería y que se usa para impartir talleres Sence mediante convenios con Gendarmería. El perímetro fue financiado por la Cámara Chilena de la Construcción.

A la vista parece que existe una diversa oferta programática con financiamiento público y privado proveniente de empresas privadas, fundaciones y organismos públicos priorizando la especialización laboral y su emprendimiento personal en generar sus propias microempresas como sustento para enfrentar las dificultades en conseguir un trabajo formal por sus antecedentes penales.

La programación con fondos propios, abre talleres impartidos por voluntarios como de manualidades, emprendimiento humano y formación laboral desde el año 2000. En promedio se atiende el 30% del CPF. También, existe el Programa de Preparación para el Egreso que consiste en una colaboración con Gendarmería en ejecutar actividades para mujeres que puedan acceder a beneficios penitenciarios.

 

Impacto en las mujeres

“Son pocos los cupos y se los dan a personas que están por irse. Es por el tiempo, el curso de gastronomía no puedo participar porque nos falta mucho tiempo para salir”, expresa Soledad Llantén.

De igual manera existe el Programa de Atención Post Penitenciario Abriendo Puertas en la Libertad, enfocado en acompañar a la mujer cuando ha obtenido su excarcelación, para así facilitar su reinserción social, familiar y laboral.

Silvia Vásquez recuerda su experiencia con la Corporación donde afirma que recibió mucha ayuda, percibiendo amabilidad y preocupación. “Nos han hecho muchos cursos, curso que había, curso que yo hacía, después hice un taller ahí mismo en la cárcel (…) Yo la verdad antes no pensaba eso de salir a trabajar, nos enseñaron mucho, me brindaron mucha ayuda”.

 

En la Atención Intra Penitenciaria, 250 mujeres fueron atendidas por año lo que da un resultado de 42% de la población total del CPF, en esta línea se realizaron 12 talleres de desarrollo personal y formal laboral junto a 2 talleres productivos, cerrando con la intervención de 7 capacitaciones SENCE presencial en oficios certificados.

 

El financiamiento público y privado en conjunto otorgan el Programa Piloto de Reinserción Social y Emprendimiento para Mujeres en Conflicto con la Ley financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo BID, en colaboración con Ministerio de Justicia y DDHH, Gendarmería de Chile y Banco Estado Microempresas. Los proyectos financiados son 8 y presentan colaboraciones con distintas instituciones.

Antes de la pandemia COVID-19 se realizaron distintos talleres agrupando a privadas de libertad del Patio N°1 y del Patio N°2. Dentro se formaba una dinámica que permitió que las internas se conocieran, escuchando sus relatos y encontrando puntos en común, creando una temática de cursos enfocados en la contención de mujeres junto con la integración y experiencia de aprendizaje colectivo.

Desde la Corporación Abriendo Puertas argumentan que gracias a actividades como estas disminuye la tensión, conflictos y peleas dentro de los sectores. Blanca Guzmán participa en talleres y capacitaciones, según relata tiene una buena percepción de ellos, “nos hicieron capacitación de querernos a nosotras mismas, Clemente (psicólogo) tiene un buen trato con nosotras”.

“La relación con los monitores siempre ha sido buena ya que se da mucho la interacción, confianza, comunicación, nunca hemos tenido un problema donde alguna mujer se sienta incómoda con algún voluntario”, indica la trabajadora social del CPF, Yamila Reyes.

Los procesos de selección a talleres comienzan de parte de Gendarmería revisando cuántas mujeres necesitan (8-10 máx) por actividad y quienes estén óptimas para poder incluirse e integrarse a la capacitación. “Tenemos requisitos y parte de estos es que tengan buena conducta”, comenta la trabajadora social.  El sistema que utiliza Gendarmería es burocrático y es evaluado en tres etapas, comenzando por la oficina de seguridad interna.

En la Atención Intra Penitenciaria, 250 mujeres fueron atendidas por año lo que da un resultado de 42% de la población total del CPF, en esta línea se realizaron 12 talleres de desarrollo personal y formal laboral junto a 2 talleres productivos, cerrando con la intervención de 7 capacitaciones SENCE presencial en oficios certificados.

Según los datos entregados por la Corporación Abriendo Puertas en un taller de 10 personas abandonan alrededor de 3 mujeres debido al desinterés o porque perdieron su conducta por cometer una falta. “Automáticamente tenemos que desvincularla de la capacitación porque hay que entender que todos los talleres y capacitaciones son un beneficio”, agrega Reyes.

Dentro del penitenciario para las mujeres del patio Nº2 lo esencial es tener y hacer buena conducta, es lo más importante una vez que ingresan, con ella reciben los beneficios. Son muy conscientes de que son madres y que necesitan ver y estar cerca de sus hijos y familiares.

“Yo quiero hacer cosas porque tengo a mi familia esperando, por favor deme la oportunidad de hacer algo y no sabe cómo me siento al no hacer nada, deme la oportunidad por favor, le dije a Yamila”, comentó Carolina Calderón.

Por tanto, muchas se ofrecen para hacer diferente tipo de trabajos, principalmente en la cocina, labores de aseo y mantención de las oficinas de los gendarmes, en este mismo sentido la inscripción e ingreso a talleres de las dos corporaciones que actualmente trabajan con el CPF, también la escuela que hay al interior del penitenciario lo que actualmente vale el 30% de su comportamiento.

 

“Yo quiero hacer conducta, si quiero traficar, puedo seguir moviendo en la calle, pero yo quiero salir a estar con mi familia”, expresa Carolina Calderón.

 

Gendarmería es la encargada de registrar su proceder, esta se divide en pésima, mala, regular, buena y muy buena.  Estos son como peldaños que se van subiendo por cada mes y a pesar de todo el esfuerzo muchas veces es difícil poder mantener ese buen comportamiento debido a cualquier inconveniente cómo pelear con internas, gendarmes u obtener objetos ilícitos como celulares. Quienes tienen buena conducta pueden acceder a los talleres lo que además les suma MB para así obtener beneficios a futuro.

No obstante, las privadas de libertad perciben la corporación con distintas visiones.

Hoy la actividad física, el deporte y la cultura son un derecho y muy necesarias. La Unesco a nivel internacional y a través de la Carta del Deporte, destacó que su trabajo es esencial, este ayuda a potenciar un desarrollo adecuado, promocionando valores y generando paz. De esta manera en el contexto carcelario es necesaria la organización de actividades recreativas, apoyando el bienestar físico y mental de las personas privadas de libertad.

La rutina diaria en la cárcel está marcada por el tiempo muerto, esto a la vez desencadena, según las internas, mucho estrés y conflictos en los patios. Blanca señala que solo pueden acceder a utilizar la cancha del CPF una vez a la semana.

Actualmente en nuestro país hay políticas especializadas en promover la cultura y el deporte, esto en la Política Nacional de Actividad Física y Deporte 2016-2025, lo que posiciona a estas prácticas como un derecho humano que todas las personas privadas de libertad deben tener.

“Faltan talleres, somos más de 200 internas que piensan diferente. Necesitamos talleres, yo soy deportista, más deportes, más talleres de manualidades. Si quieren ayudar a la mujer a reinsertarse a la sociedad, ayúdenos a enseñarnos algo”, expresa Blanca Guzmán.

Por otro lado, la pandemia de Covid-19 causó una pausa en la elaboración de capacitaciones, ha sido un cese de actividades paulatino. “Durante estos últimos dos años las chiquillas generalmente no han participado de talleres, no hubo talleres en lo que fue 2020 y por el contexto obviamente no podíamos reunirnos es un espacio reducido, recién este año podría decirse que en julio comenzamos a reactivarnos con los talleres”, comenta la asistente social Yamila Reyes.

La oportunidad de empleo en la cárcel se vuelve una excelente oportunidad para las madres privadas de libertad. Reciben un sueldo y este se va dirigido a su cuenta de ahorro. Hoy el trabajo es uno de los componentes más importantes que ayudan a las políticas públicas para una correcta reinserción social.

El informe de Política Pública de Reinserción Social que lanzó el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y la Subsecretaria de Justicia del año 2017 asegura que “el acceder a un empleo permanente y a un salario justo es una de las formas más eficaces de integrarse a la sociedad, permitiendo la adopción de hábitos prosociales y competencias para la obtención de ingresos lícitos que evitan la reincidencia delictual”.

Silvia Vásquez trabajó en el CPF gracias a una oportunidad laboral que brindó la Corporación, “tenía una oficina con gente que me ayudaba, gente trabajadora, gané plata porque fue como haber aprendido una profesión en la cárcel”.

“La gente mata el ocio del tiempo trabajando y eso le hace bien a todo el mundo. En eso tienen que traducirse todos los esfuerzos para reinsertar a las personas privadas de libertad”, explica Irene Rodríguez, Jueza del 8°Juzgado de Garantía.

Las reglas que rigen el trabajo penitenciario incluyen la formación en algún oficio que prepare a estas mujeres para la vida laboral normal, muchas de ellas ya han trabajado mucho antes de llegar al microtráfico o tráfico de drogas.

En Chile, el trabajo para personas privadas de libertad está regulado en el Decreto Supremo N° 943 del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. El precepto regula los distintos tipos de actividades laborales que se pueden emplear en un recinto penal, lo que considera el aprendizaje de hábitos laborales.

Fotografía: Comunicaciones IND Antofagasta.

Esta formación siempre será de manera voluntaria para la persona privada de libertad, entregando herramientas para la integración social y teniendo en cuenta el enfoque de género.

Durante el año 2016 y de acuerdo a estadísticas de Gendarmería de Chile, 14.851 personas desarrollaron algún tipo de trabajo y 2.967 recibieron capacitación laboral, lo que corresponde al 50% de los condenados y un 10% de las condenadas y privadas de libertad.

Las estadísticas de reincidencia de Gendarmería de Chile, indican que las personas que egresan de los Centros de Educación y Trabajo, presentan un porcentaje de incidencia mucho menor que aquellas que no han recibido algún tipo de intervención (20,8% y 39,5%) respectivamente.

El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos ha definido, en el ámbito de esta política pública, fortalecer la calidad, pertinencia y cobertura de tres ejes: la capacitación laboral, la actividad laboral de microemprendimiento y el trabajo dependiente de las personas que están bajo la custodia de Gendarmería de Chile.

Además, la institución estableció tres pilares para mejorar el componente trabajo en los procesos de reinserción: capacitación, trabajo dependiente y microemprendimiento. En cada uno de estos ejes se ejecutan iniciativas en conjunto con organismos como SENCE, FOSIS, Gendarmería y la empresa privada.

 

Leer capítulo III: Reincidencia.

 

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