La crisis de la primera etapa educativa

La crisis de la primera etapa educativa

Lo que pretendía ser un breve período de clases remotas terminó instaurándose indefinidamente en el sistema educacional, visibilizando la brecha digital, falta de conectividad y la ausencia de dispositivos tecnológicos en los hogares, lo que repercutió en una alta deserción escolar, especialmente en preescolares, la que en Kínder aumentó un 130% en los últimos dos años, según cifras del Ministerio de Educación. Pero ¿Qué efectos adversos se producirán entre los niños y niñas que dejaron de asistir al jardín infantil y/o a los niveles de transición durante la crisis sanitaria?

 

Mientras se mantiene en baja la positividad en los casos de coronavirus a nivel país, el debate del regreso o no a las aulas de clases, vuelve a tomar relevancia entre el Ministro de Educación, Raúl Figueroa y el Colegio de Profesores. Hace solo unos días, en el nuevo plan Paso a Paso, implementado por el gobierno durante esta pandemia, el titular de la cartera de Educación presentaba nuevas medidas para la vuelta a clases presenciales, generando opiniones diversas.

La directora de la carrera Educación de Párvulos en la Universidad de Los Andes, Francisca Valenzuela, enfatiza en que “ya se está haciendo necesario volver a la sala de clases con normalidad, ya que la brecha que estamos alcanzando se está haciendo muy difícil de recuperar”.

Y es que, según Marcela Baeza, pediatra de la Clínica Santa María, los niños en edad preescolar sí deberían retomar sus clases ya que “el target del Covid no es en niños. El PIMS es algo mediático que solo causa miedo. Las probabilidades que se desarrolle el cuadro son muy bajas y en preescolares son nulas”, explica.

En tanto los más pequeños, así como sus padres y profesores, presentan algunas dificultades respecto a lo que está pasando, tales como estrés, irritabilidad, frustración, problemas alimenticios, poca habilidad social, entre otros, producto del encierro y la poca sociabilización.

“Se pueden generar cuadros de ansiedad, depresión, algunas fobias, miedo a estar en espacios abiertos, a relacionarse con los otros, porque empiezan a disminuir las habilidades emocionales, las socioafectivas, el relacionarme con los otros, el confiar en otros”, explica el psicólogo Fernando Guajardo respecto a los problemas de salud mental presentes en niños y niñas en edad preescolar durante estos tiempos de pandemia.

“Puede generarse un retraso general en el niño, ya sea en nivel emocional, comunicacional, al control de los impulsos, al tema de asumir roles en la sociedad”, menciona Katherine Velásquez, fonoaudióloga infantil. La profesional explica que todos estos aspectos se pueden alterar pues ya no se está aprendiendo a través del contacto con otros individuos, que en este caso son los pares.

 

Sistema preescolar en pandemia

 

Con la llegada de la pandemia surgieron muchas preguntas y pocas respuestas respecto a la educación básica y superior, pero la interrogante que llegó tarde fue ¿Qué haremos con el sistema preescolar?

Desde el año 2020 al 2021, según cifras del Ministerio de Educación, la deserción preescolar en Kínder aumentó en un 130% respecto a años anteriores, dejando

a la luz la crítica situación que vive el sistema preescolar, la cual se agravó con la llegada de la pandemia y evidenció la necesidad del avance en el proyecto de Ley que deja como obligatorio rendir kínder en el sistema escolar.

Desde el sector parvulario, Sandra Dussarrat, educadora de párvulos de la Escuela Rural de Puerto Nuevo, Región de Los Ríos, asegura que la modalidad online le ha impedido cumplir con los objetivos establecidos y que el Ministerio de Educación no aporta mucho. “Este año tengo la incertidumbre de cómo van a ser los logros de mis estudiantes. El Mineduc se llena la boca hablando cosas lindas referentes a la niñez, pero en el fondo no han hecho nada en concreto”.

Dussarrat señala que desde que comenzó la pandemia, en su escuela han tenido que arreglárselas para poder llegar a cada estudiante de la zona rural en la que habitan: desde aprender a usar nuevas tecnologías para conectarse con los niños, hasta cambiar sus equipos telefónicos y computacionales para tener mejor rendimiento como docentes. “Todo lo hemos ido gestando entre nosotros. Ayudándonos y apoyándonos, buscando nuevas herramientas e incursionar en otras formas de tecnología”, cuenta.

La metodología de clases a larga distancia que se ha tenido que implementar fue de improviso: de un momento a otros profesores, padres y estudiantes tuvieron que adaptarse lo más rápido posible a estar detrás de una pantalla durante horas para lograr los aprendizajes que se esperaban para el año 2020 y 2021. Hoy más de cinco millones de estudiantes han tenido que pasar horas sentados en sus piezas, living o comedor para poder aprender y seguir estudiando, de la manera que sea, viendo la forma de enseñanza a la que estaban acostumbrados muy distorsionada.

Tradicionalmente, el proceso contaba con una interacción estrecha entre el o la docente y los y las estudiantes, sin embargo, hoy se pierde esa interacción, ya sea por problemas de conexión o de logística, transformando muchas veces la distancia en un problema.

 

La directora de la carrera de Educación de Párvulos en la Universidad de los Andes,  Francisca Valenzuela, apunta a que lo hecho en asuntos de enseñanza online “no reemplaza lo que sucede en las aulas de clases”, es necesario volver a los establecimientos, enfatiza, “pues la brecha que se está alcanzando será muy difícil de recuperar”.

 

A las dificultades de conectividad, se le suman los problemas de concentración que están teniendo los infantes en sus clases online. “Yo veo a los niños muy inquietos, sin concentración, lo cual me preocupa. Las edades de prekinder y kinder, donde recién se está ingresando a un sistema de educación formal, son para formar o reforzar hábitos, lo cual se está haciendo complicado con la modalidad online y sin concentración de su parte”, comenta Sandra Dussarrat.

“Los niños tienen un periodo máximo de concentración de 20 minutos”, complementa Marcela Baeza, pediatra de la Clínica Santa María. “Luego de esto, necesitan interactuar con sus pares, tocar y percibir las cosas, ellos actúan y se desarrollan a través de lo que ven y lo copian”, agrega.

Desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el secretario general, António Guterres, declaró a comienzos de año que “la educación, como derecho fundamental y bien público mundial, debe protegerse para evitar una catástrofe generacional”. En tanto la directora de la carrera de Educación de Párvulos en la Universidad de los Andes,  Francisca Valenzuela, apunta a que lo hecho en asuntos de enseñanza online “no reemplaza lo que sucede en las aulas de clases”, es necesario volver a los establecimientos, enfatiza, “pues la brecha que se está alcanzando será muy difícil de recuperar”.

 

Repercusiones en el comportamiento

 

Otro aspecto que, debido a la pandemia, se ha visto afectado en la vida de los niños en etapa preescolar es su comportamiento. “Son niños pandémicos, que ven a alguien y lloran, porque no están acostumbrados a ver a otras personas” , menciona Francisca Valenzuela.

Una encuesta realizada por el proyecto “Cuidemos a nuestros niños”, reveló que, dentro de las 6149 familias encuestadas al respecto, un 43% de los niños está más desobediente, mientras que un 73% aumentó su demanda hacia los adultos, agregando también una cantidad de síntomas presentados en estos como el aumento de apetito con 41%, un 29% con cambios repentinos de humor, el 26% está más peleador, mientras que un 23% tiene miedo de quedarse solo en una habitación y el 21% teme que algún familiar se enferme.

El aumento de peso es otro fenómeno preocupante ligado a los nuevos hábitos alimenticios y la reducción de actividad física. Según Junaeb, se presenta un incremento de 23,5% a un 25,4% en su Mapa Nutricional 2020, mostrando a quienes cursan Pre-Kínder y Kínder como los más afectados, con niveles de obesidad de un 28,6% y 29,5%, respectivamente.

Al respecto, la pediatra Marcela Baeza señala esto como una conducta negativa alarmante, ya que “no tienen la misma actividad que tenían en jardines o colegios. El exceso de peso está sobre el 50%. Antes de la pandemia estaba entre 30 y 40%, lo que los tiene enfermos psicológica y físicamente”.

 

Desde el año 2020 al 2021, según cifras del Ministerio de Educación, la deserción preescolar en Kínder aumentó en un 130% respecto a años anteriores, dejando a la luz la crítica situación que vive el sistema preescolar, la cual se agravó con la llegada de la pandemia y evidenció la necesidad del avance en el proyecto de Ley que deja como obligatorio rendir kínder en el sistema escolar.

 

Desde el área educacional en tanto, estos nuevos comportamientos no han estado ausentes ya que según la educadora de párvulos Sandra Dussarrat “hay algunos niños que en un principio no tenían problema y ahora están más flojitos”. También agrega que la timidez ha sido otro de los problemas con los que ha tenido que tratar durante este último tiempo: “Me di cuenta en marzo que muchos niños empezaron muy reacios, con miedo, no les gustaba mostrarse en cámara”.

“Este año han llegado más niños con problemas de expresión, de comprensión del lenguaje, de habla poco fluido, o que no saben interactuar con otras personas”, explica la fonoaudióloga Katherine Velásquez. Ella reconoce las causas en la estadía en casa, donde solo conviven con gente mayor, así como al constante uso de pantallas, donde pierdan el contacto humano y no aprenden a comunicarse por imitación.

En respaldo a lo anterior, Francisca Valenzuela, directora de la carrera de Educación de Párvulos en la Universidad de los Andes, dice que, según las cifras, los niños “están mostrando que no pueden ponerse en el lugar del otro, para interactuar, tener que compartir un juguete, el poder desarrollar la empatía, el autorregularse”.

Valenzuela pone la mirada en que esta situación afecta los procesos de aprendizaje de lectura: “Están leyendo menos, están aprendiendo menos palabras, menos letras del abecedario… esta brecha que ya se estaba notando, cada día será mayor”.

Los niños y niñas son conscientes de lo que sucede, “todos los niños se dan cuenta de lo que pasa en su entorno, va en los padres de cómo le enseñas a vivir cada cosa”, dice María José Valdivia, madre de Isidora, de 5 años, quien se siente tranquila ya que su pequeña “está consciente de la situación”. Sin embargo, Marcela Baeza expone que hay niños que “están expuestos al bombardeo del terror de los medios de comunicación, al miedo y al terror que tienen los papás, tienen miedo a salir porque el virus les va a hacer algo”, siendo esta la principal causante de dificultades como la ansiedad.

Es por esto que el psicólogo, Fernando Guajardo, estima que “el autocontrol puede existir bien, siempre y cuando haya contención de la familia, lo cual es clave para que los niños se expresen de manera adecuada”, haciendo un llamado a la educación en el área emocional de los padres para poder lidiar de forma correcta con estos comportamientos.

 

Una educación parvularia de calidad puede entregar beneficios en el pensamiento, la comprensión e interacción social, el lenguaje, el desarrollo emocional y hasta las habilidades del movimiento.

 

La salud mental en niños pandémicos

 

Este grupo etario, por su desarrollo cognitivo y social, necesitan volver a relacionarse con urgencia. Para Sandra Dussarrat, educadora de párvulos, “se han visto disminuidas las interrelaciones que son primordiales en esta etapa de los niños”.

Un considerable número de ellos no están recibiendo la atención necesaria y no saben de qué manera les está afectando tanto emocional, social y psicológicamente.

Algunas de las consecuencias producto del aislamiento han sido depresión, frustración, incertidumbre, dificultad para dormir, ira y estrés postraumático. Además, algunos han tenido que afrontar situaciones a su corta edad como la pérdida de un ser querido por contagio y en algunos casos largas hospitalizaciones. Si en un adulto es agobiante, en un niño es peor.

Según el estudio denominado El impacto del aislamiento social y la soledad en la salud mental de los niños y adolescentes en el contexto del COVID-19, muestra que los niños expuestos a la pandemia por COVID-19 a menudo presentan un 15,17% de irritabilidad, inquietud y comportamiento desafiante. Los síntomas que más incrementaron fueron el estar triste con un 24,6%, falta de ganas con un 29,5% y un 26,4% presenta problemas para dormir.

 

Fuente: “Equipo Proyecto Cuidemos a Nuestros Niños (2020) Resultados de la Primera Etapa Proyecto Cuidemos a Nuestros Niños. https://www.cuidemosanuestrosninos.org”

 

 

En estos 17 meses de confinamiento es difícil exigirles a niños que no tengan ciertos comportamientos, ante la incertidumbre es normal que surja el temor o ansiedad.

Se presenta un escenario incierto en el plan educacional. “Será un tremendo desafío para nosotros porque los niños ya están acostumbrados a estar en su entorno, cómodos, entonces salir de ahí va a ser un cambio tremendo y el desapego va a costar mucho”.

Durante estos meses han estado aprendiendo a través de una pantalla sin ninguna interacción con sus compañeros de curso, adquiriendo en algunos casos vergüenza para preguntar algo o encender una cámara. María José Valdivia, madre de una pequeña, asegura que “cuando los niños están juntos tienen más imaginación u opinión. En clases virtuales los niños ven puros nombres, ni siquiera ven caras, nada”.

Sin embargo, hay una preocupación mayor de los especialistas: “Puede ser que los niños no desarrollarán la habilidad de la empatía, la cual se desarrolla solo cuando comparten con sus pares” dice Francisca Valenzuela respecto a la falta de sociabilización.

Por otro lado, el apoyo de los padres será fundamental al momento de retornar a las aulas. Así lo explica el psicólogo Fernando Guajardo, recalcando que la única forma de superar la post pandemia será con padres que “se eduquen en la esfera emocional de los niños y que dejen de ser analfabetos emocionales”.

Es por esto que, en tiempos de pandemia es importante detectar problemas emocionales en niños y niñas a edad temprana con el fin de prevenir secuelas futuras.

 

Fuente: “Equipo Proyecto Cuidemos a Nuestros Niños (2020) Resultados de la Primera Etapa Proyecto Cuidemos a Nuestros Niños. https://www.cuidemosanuestrosninos.org”

La vuelta a clases

 

Por el lado de los padres y madres, María José Valdivia plantea que enviaría a su pequeña “siempre y cuando se cumplan todas las medidas sanitarias. Si la profe me dice clases de 10 niños, yo creo que sí la voy a mandar”.

Durante estas últimas semanas, casi siete mil establecimientos a nivel nacional retomaron las clases presenciales, bajo el permiso voluntario de padres y apoderados, así lo afirmó el Ministro de Educación, Raúl Figueroa, considerándolo positivo. “Esto es el inicio de un proceso gradual, proyectamos que de aquí a las próximas dos semanas que 10 mil establecimientos aproximadamente debiesen tener actividades presenciales”, dijo el secretario de la cartera de Educación.

Sin embargo, desde el área educacional, Sandra Dussarrat señala que, aunque sería ideal el regreso presencial de su establecimiento pero es complicado refiriéndose a la población que aún no ha logrado vacunarse o se niega a hacerlo.

Y aunque esto preocupe a un sector, lo cierto es que “toda la evidencia empírica te dice que los niños deben volver a las clases presenciales”. Francisca Valenzuela, establece que por el bienestar de los niños entre 4 a 6 años, deben retomar su rutina escolar.

Finalmente se establece que el regreso a las aulas debe ser gradual, con el máximo resguardo y compromiso de los establecimiento, padres y madres para mantener a los pequeños infantes preescolares en un lugar seguro y sano para desarrollar sus capacidades y no tener mayores secuelas que deja una pandemia que ha terminado con la vida de más de 35 mil personas a nivel nacional.

 

Autoras:

María Ignacia Molina, Verónica Morán y Carolina Sepúlveda.

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