Francisca Arauna, ex constituyente:  “Llegará el día que el saber le gane a la mentira”

Francisca Arauna, ex constituyente:  “Llegará el día que el saber le gane a la mentira”

Francisca Arauna es una abogada de 31 años. Proveniente de Parral, representó al distrito 18 (Región del Maule) en la Convención Constitucional.

Dentro de esta, fue parte de 4 comisiones: Ética, Sistema Político, Participación Popular y Armonización. Ella, identificada por sí misma como una mujer rural, buscó reflejar a un Chile con dolor, y también un dolor que ella mismo llevó: la vulnerabilidad del campo y la región. “Vengo del Maule y sé lo difícil y vulnerable que es vivir apartada en una región”, comenta a la vez que establece que su rol y lucha en la Convención fue por la mujer rural.

 

“Conversé con Pablo Bastías, diseñador gráfico que hizo mi campaña, sobre esa inquietud que sentía, de que la gente me escuchaba y se sentía muy identificada. Mi amigo me dijo: Francisca, si no es ahora, no va a ser nunca”, comenta al hablar de su idea de postularse como convencional.

Su origen e idiosincrasia fueron clave para llegar a la Convención a representar lo que ella vivió y vio desde muy pequeña en las zonas rurales de Parral. En el Congreso, en la última sesión del pleno de la Convención, el viernes 24 de junio a las 21:42 horas, Francisca, con actitud y seguridad, finaliza su discurso de cierre: “Aquí estamos las nuevas generaciones, las nietas y nietos de las medieras de los campos, aquellas hijas e hijos que no pudieron desaparecer. Estamos aquí porque ya no tenemos miedo”, termina Francisca entre medio de fuertes aplausos.

Hoy, alejada de esas intervenciones, recuerda lo que significó representar a su sector y lo que eso conllevó.

 

¿Cuáles fueron tus sentimientos trabajando en la convención?

– Identificarlos es súper difícil porque la presión que generaba ese espacio conllevó a no darse cuenta de aquello, y por lo mismo recibir consecuencias físicas y dilemas de decisión. Los sentimientos estuvieron centrados en el trabajo y en el límite de tiempo que tuvimos.

Francisca siente que tuvieron problemas comunicacionales debido a la intensidad laboral. Menciona que la propuesta constitucional era buena, pero la presión que sentían al pensar que en sus manos estaba la oportunidad histórica más grande del país “influyó en el resultado final, y eso da pena”, dice reflexiva.

 

¿Cuál fue tu lucha principal?

 

– Mi rol y mi lucha fue principalmente por la mujer rural y el campo chileno, porque vengo de ahí y sé lo vulnerable que es vivir apartada en una región. Quería reivindicar la clase media trabajadora del Maule, por eso trabajé mucho con las mujeres rurales.

 

Vulnerabilidad sistemática de la mujer rural

 

La situación de violencia contra la mujer rural en Chile se observa como una problemática a resolver de suma urgencia, a la vez que resulta pasar desapercibida para los ojos de la sociedad.

El Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (RIMISP) dice en varios de sus informes que en los territorios rurales es donde las violencias están más lejos de ser vistas y denunciadas, producto de la ausencia del Estado e instituciones.

¿De qué manera afecta a las mujeres rurales el aislamiento geográfico en cuanto a la erradicación de la violencia?

 

-Conocí muchas mujeres rurales durante mi tiempo en la convención, y esta materia es difícil porque somos territorios muy aislados, desde temas básicos como conexión, hasta temas más complejos como políticas públicas.

Esto es un problema porque las mujeres rurales no se dan cuenta de que están viviendo violencia. Y la violencia que viven es física y psicológica, pero también es económica y patronal.

Según la encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) de 2017, el porcentaje de pobreza en mujeres urbanas es de un 16%, mientras que en mujeres rurales es de un 32%. Si aquella mujer rural es joven, 1 de cada 4 viven bajo la pobreza.

 

– Mi rol y mi lucha fue principalmente por la mujer rural y el campo chileno, porque vengo de ahí y sé lo vulnerable que es vivir apartada en una región. Quería reivindicar la clase media trabajadora del Maule, por eso trabajé mucho con las mujeres rurales.

 

 

¿Cuál es la posibilidad de que aquella mujer rural joven salga de la pobreza?

 

– En sectores del campo, hay pocas escuelas donde se pueda lograr un desarrollo educacional que permita a las mujeres y niñas conocer una gama de opciones a las que pueden optar, sino que viene condicionado a que deben ser esto o lo otro, generalmente empleadas que luego llegan a la fruta.

Hay mujeres que les gustaría seguir en el campo, pero emprender, estudiar en otros lados, mantenerse ahí pero no vivir la violencia laboral que viven con los patrones.

El problema central se basa en que se ha normalizado la precarización laboral.

(Foto: INDH)

La encuesta laboral de ENCLA dice que en el sector silvoagropecuario predominan los factores de riesgo por condiciones inseguras en un 82% en la tierra, un 50% por riesgos mecánicos y 30% por riesgos químicos.

 

¿Qué grado de culpabilidad tienen las empresas que dan empleo a mujeres rurales?

 

– Como abogada del área laboral he visto mucho acoso en el trabajo. Cuando una trabajadora quiere reclamar sus derechos se le amenaza con no volver a ser contratada la próxima temporada, limitándola con no salir adelante.

Las empresas silvoagropecuarias se valen de no hacer contrato, no pagar imposiciones y de precarizar las labores de las mujeres, con amparo de las políticas públicas, lo que se transforma en un círculo vicioso.

 

¿De qué forma entonces existe una relación entre el impedimento jurídico de las mujeres rurales con la exclusión social?

 

– El problema es el nivel de corrupción que existe en los pueblos pequeños, donde se da que la empresa que da trabajo conoce a la alcaldía y a los jueces, lo que les sirve ante cualquier reclamo en contra.

En esta situación la trabajadora se enfrenta a la dualidad de aguantar malos tratos y ganar dinero o denunciar y quedar sin trabajo. Es complicado el mundo rural por cómo se ha normalizado esta forma de trabajo y de vida.

 

Vida posterior

 

Hoy Francisca trabaja como abogada en el área laboral de Derecho Fácil, un estudio jurídico compuesto por 4 abogados con el objetivo de informar sobre derecho de forma simple, además de prestar asesorías jurídicas a personas que lo requieran.

¿Qué diferencias sientes en tú vida post constituyente?

 

“Duermo más”, responde sonriente.

– No trabajo en ese máximo nivel que ya estaba acostumbrada. Los primeros días de trabajo post convención sentía que no trabajaba, era extraño tener tiempo libre y conectarme conmigo misma.

Actualmente no quiero hablar de política como tal, me siento un poco cansada de eso, pero aun así estoy pensando en ingresar a la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI), a la vez que participo en el Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT).

 

Desde que comenzaste este camino, pasando por las dificultades que esto conllevó, hasta ahora ¿Valió la pena?

 

– Absolutamente. Me sirvió de manera personal para tener más confianza en lo que soy capaz de hacer. Si logré juntar las firmas para ser constituyente; si pese a estar en inferioridad económica y de gestión para la campaña pude entrar a la convención y lograr un buen trabajo, siento que en ese momento debía estar ahí. La última decisión no dependía de mí, pero con poco hicimos un buen trabajo.

La política es muy cruda, como también la vida lo es, pero entendiendo eso y entregando herramientas de información llegará el día que el saber le gane a la mentira.

 

Por: Javier Troncoso Hernández

 

 

 

 

 

 

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