Mauricio Padilla, músico y educador, habla sobre el desarrollo del programa Liberando Talento, perteneciente a las Escuelas de Rock, donde se trabaja musicalmente con los niños del Servicio Nacional de Menores (SENAME).
La iniciativa surgió como una prueba en el año 2009 que consistió en el trabajo musical con personas privadas de libertad, llevando la música hacia los reclusos. Luego se llevó este proyecto al SENAME, donde se desarrollaron instancias para poder apoyar y acompañar a los niños y niñas a través de la música. Menores y jóvenes de 6 a 18 años participan directamente en este programa donde aprenden a trabajar en equipo y crear música.
Mauricio Padilla, músico y educador que participó en bandas como Tumulto, Los Peores de Chile y Killterry. El instructor destaca que los jóvenes conocen un nuevo ambiente que logra evadirlos de su situación y estimula su lado creativo, detectando talentos en la rítmica, lírica u otras áreas musicales, donde desarrollan canciones que logren hablar de sus propias experiencias de vida.
¿Qué fue lo que lo motivó a participar dentro de este programa?
Yo trabajaba en las escuelas, donde me ofrecieron el cargo de poder llevar a cabo el programa en el SENAME. Al ser profesor, tengo la experiencia de lo que es el trabajo con gente en el área formativa. Me pareció muy interesante y un gran desafío, hecho que me motivó mucho y me permitió poner en práctica muchas metodologías formativas que conocía.
¿Cómo funciona este programa dentro del SENAME?
Funciona al igual que en la cárcel. Somos dos educadores y un audiovisualista que registra las sesiones. Hacemos varias rutinas en base a una metodología llamada “Método Tatap” para trabajar con los niños. Hacemos clases de percusión corporal y trabajo lírico en base a lluvias de ideas. Estas ideas se ven plasmadas en las letras de las canciones originales que crean los niños al concluir el taller.
¿De qué manera se ven beneficiados los niños a través del programa?
No buscamos transformar a las personas ni formar músicos. Nosotros somos un programa de apoyo para que los niños tengan una mirada formativa en cuanto a la música. Llevamos una metodología más lúdica que los ayuda a concentrarse y también a poder trabajar en equipo a través de respeto y colaboración. Nuestra ayuda es detectar y apoyar a los niños para que puedan salir adelante y que puedan cambiar el sentido de la vida que les ha tocado. Queremos darles una visión a través de cumplir metas para llegar a un resultado, que son las canciones que ellos realizan.
Siempre hay situaciones delicadas en el SENAME. A veces existen riñas, peleas fuertes y descompensaciones por parte de los niños, además de situaciones que afectan al programa que preparamos. Estas son situaciones adversas a lo que uno suele esperar, como que muchos no quieren participar llegando a ponerse un poco agresivos. Nosotros demostramos un trabajo de liderazgo tratando de contener a los niños de una manera eficaz y cariñosa.
¿Cómo afecta la situación de vulnerabilidad de los niños a la hora de hacer música en el programa?
Todo se ve reflejado en las letras de las canciones que crean. Estas hablan de sus propias vivencias: el abandono, las drogas, muertes, etc. Esto a veces nos trae problemas en el SENAME, ya que algunos chicos se escapan o no tienen ganas de participar. En algunas ocasiones cuesta mucho trabajar por las situaciones que se dan. Siempre tenemos que adaptarnos a las situaciones de los niños, que son completamente distintas al programa en la cárcel donde los internos están privados de libertad.
¿Cuáles son las reacciones de los niños al participar en “Liberando Talento”?
Ellos tienen sensaciones de curiosidad en un comienzo: suelen preguntarse de que tratará esto. Algunos saben de qué va el programa porque han participado en ocasiones anteriores, pero para los más nuevos los micrófonos y los instrumentos musicales son una novedad. Para ellos, la música es un juego y algo entretenido en que los libera de su encierro juntándose con sus compañeros en otras situaciones completamente distintas a las del día a día.
En su experiencia como educador, ¿Ha habido situaciones complejas en el desarrollo del programa con los niños?
Siempre hay situaciones delicadas en el SENAME. A veces existen riñas, peleas fuertes y descompensaciones por parte de los niños, además de situaciones que afectan al programa que preparamos. Estas son situaciones adversas a lo que uno suele esperar, como que muchos no quieren participar llegando a ponerse un poco agresivos. Nosotros demostramos un trabajo de liderazgo tratando de contener a los niños de una manera eficaz y cariñosa.
¿De qué otras formas se les podrían ayudar a los niños para poder afrontar su propia situación?
Yo creo que el programa cumple con su labor. Solucionar su situación o aportar algo significativo sería cambiar normas del sistema de lo que es el SENAME, que sin lugar a dudas es algo en lo que se está trabajando. Debería reformarse el hacinamiento, ya que suelen vivir muchos niños en lugares muy reducidos. La institución tiene un deber moral y social con los niños, ya que existen muchos que caen en la delincuencia.
Con preocupación en su voz y un dejo de tristeza, Mauricio Padilla establece que los niños se encuentran completamente abandonados debido a graves situaciones en su vida y su entorno donde no reciben ningún tipo de afecto directo como lo sería el de un familiar: solo lo reciben de las personas participantes dentro de la institución. “Los niños se encuentran en una situación terrible y se sienten abandonados. Esta sería la razón que los adentra en el mundo de las drogas y robos” finaliza.
Por Javier Castillo Messenger