Del Tren de Aragua al Yate de las Ucranianas

Del Tren de Aragua al Yate de las Ucranianas Imagen creada con IA.

Lo hemos visto una y otra vez, por ahora queda la sensación ambiente de que el sistema fluye y la justicia hace su trabajo de acuerdo a lo que la comunidad espera, sin embargo, falta mucho por narrar, noticia en desarrollo.

 

De esa manera finalicé la columna anterior relacionada con el inicio del proceso de formalización del caso Hermosilla. Y Hermosilla se fue a prisión preventiva por las razones que ya todos conocemos. El abogado poderoso, pierde poder y todo Chile fue testigo cómo caminó esposado. Una imagen simbólica de la caída del consigliere, así lo denominaron.

 

Escucha la columna acá:

 

 

Por Ignacio Paz Palma. Periodista y académico U. Central

 

Pero más allá del simbolismo de ese momento que da fin a un capítulo para comenzar otro, es interesante detenerse en el actuar de JP, el hermano y abogado defensor, que con su dedo acusador apuntó a la jueza y digámoslo, más allá de las diferencias de criterio profesional frente a un tema, alzó la voz con un tono prepotente.

¿Habría tenido la misma actitud si en vez de una jueza, frente a él estuviese un juez? ¿Habría sido igual de vehemente? Estoy seguro que no.

Pero además de un tema de género hay otras miradas.

En una conversación informal con un abogado que conoce muy bien esos terrenos, comentaba que, para él, se trató de una demostración de poder, como diciendo “ojo, no me moleste, nosotros somos el poder, casi como la cosa nostra”, me decía.

Honestamente no lo encontré tan descabellado, sobre todo cuando al día siguiente JP repitió el acto con un “No me gusta que me interrumpa y tengo el derecho a decir lo que estime pertinente y lo voy a decir”, la jueza inmutable en su rol, no perdió el control de la situación.

 

 

Digamos las cosas como son, JP no lo hace por casualidad, él sabe que con esto puede motivar y presionar a las líneas de poder a intervenir en la causa de manera artificiosa y por otra parte que la atención se centre hacia sus dichos y que por un rato descanse el hermano mayor.

 

 

En mi ignorancia en materias judiciales hasta pensé que podría ser una estrategia, pero más me convencía la mirada de la cosa nostra, sobre todo cuando en una entrevista con Radio Infinita casi como una amenaza propone abrir el teléfono de Luis Hermosilla para que se descubra quienes son los que les piden favores.

Todo lo anterior debido a las declaraciones del colegio de abogados y, a mi parecer, los innecesarios y oportunistas comentarios del presidente Boric con relación a la cautelar del imputado. JP se enojó y dijo “veamos qué fiscales y qué ministros le han pedido favores a Luis ¿Qué pasa si hay fiscales que están relacionados con la causa y le han pedido favores?”

Le pregunto a usted que está leyendo esto ¿Acaso aquello no es un acto de matonaje? Lisa y llanamente lo es y lo interpreto como un “ok, caemos nosotros y caen todos”.

Digamos las cosas como son, JP no lo hace por casualidad, él sabe que con esto puede motivar y presionar a las líneas de poder a intervenir en la causa de manera artificiosa y por otra parte que la atención se centre hacia sus dichos y que por un rato descanse el hermano mayor.

Es imperativo reflexionar y proyectar un poco más, sobre todo cuando por meses escuchamos el concepto de crimen organizado con los Nueva Generación, Los Pulpos, Los Gallegos ¿Por qué acá no se habla de crimen organizado?

Quien no le dice que del Tren de Aragua pasemos al Yate de las Ucranianas, sería un buen nombre.

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